Estuve en Mendoza hace unos días. Tuve la suerte de visitar cuatro bodegas, donde me encontré con algunos detalles que quería contarles. En Zuccardi, preguntando mucho, descubrí que la bodega produce un vino etiquetado orgánico sólo para el mercado de exportación. Quise comprar uno para una amiga pero me aseguraron que no había ni una sola botella disponible a la venta en el país. Una pena.
Me recuerda los casos de Viña Solidaridad y La Riojana, dos cooperativas que hacen vino de comercio justo que tampoco se consigue en vinotecas o restaurantes de acá. El desprecio por el consumo local también lo sufren otros alimentos super nutritivos y naturales, de los que somos productores pero que apenas podemos probar, por la escasez o por el precio, como el mango, los arándanos, los pescados y frutos de mar en general, o la miel cuando empezó el boom exportador.
La otra cosa que me gustó fueron los tachos para separar y reciclar la basura en la Finca La Jacintana de la bodega Lagarde. Les muestro la foto porque así es como debería ser el reciclaje en serio: separando todo lo que se puede recuperar, no solamente el cartón o los envases de plástico, como se suele hacer.
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