Hace unos días fui a ver la película infantil "Río" con mi hijo de 4 años. Nos gustó mucho, pero no pude evitar hacer la crítica desde el lugar de consumidora responsable.
Básicamente la peli muestra las consecuencias del tráfico de animales. Hay una banda de perversos cariocas que se sirve de un niño huérfano de las favelas para capturar guacamayos y otras especies de la zona para traficar por avión a Estados Unidos. La siguiente escena luego de la captura y el viaje en avión muestra un camión de reparto que lleva las cajas por una ciudad estadounidense en pleno invierno. En un semáforo, el camión se detiene y una de las cajas se cae y queda tirada en la calle. Escena siguiente: una nena encuentra la caja y rescata el guacamayo bebé (Blue, el protagonista de la peli). Lo interesante es que se muestra la maldad de los traficantes pero se borra la presencia de los intermediarios y del comprador de esos pájaros en las típicas tiendas de mascotas. La niña le ofrece un hogar cálido y lleno de cariño a su mascota y hasta duda cuando un investigador brasileño que llega hasta ella le explica que es necesario volver con el pàjaro a su lugar de origen para que pueda procrear y continuar con la especie en peligro de extinción.
Conclusión para el lector: el eslabón del comprador y del intermediario NO ES MENOR ni menos cómplice en el tráfico de animales, de personas, en el trabajo esclavo o ilegal.
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