Siempre que leo las noticias de los desastres que se hacen con la explotación minera, por un lado me alegra ver que los pueblos ya no se callan y velan por sus recursos naturales. Y por el otro, pienso: ¿cómo se puede boicotear eso desde el punto de vista del consumo? Ejerciendo un consumo responsable de los metales y minerales, ¿no? Ahora, cómo puedo desandar el camino de la cadena de valor hasta llegar al producto que no debo comprar, eso no me queda tan claro. ¿Dejamos de comprar joyas? O, más bien, averiguamos quiénes son los grandes compradores de oro y otros metales y minerales cuya extracción es altamente conflictiva (el coltán, por ejemplo). A ver si algún lector puede darme una mano en esto.
Mientras tanto, mucho que ver tiene el pronunciamiento de la Coordinadora Nacional de Pequeños Productores de Comercio Justo del Perú en contra de la certificación que la Junta Directiva de FLO aprobó en diciembre de 2009 para la incorporación del oro artesanal y metales preciosos asociados como productos de comercio justo. Vean el comunicado acá.
Creo que el pronunciamiento es impecable, y deja al descubierto que las certificaciones excesivamente preocupadas por la demanda terminan olvidando los sustentos del CJ.
